Por: Édgar Enrique Velásquez, SDB*.
Las redes sociales son espacios de participación virtual que
permiten la interacción dialógica de diversos grupos de interés en donde se
puede expresar, de forma personal, un punto de vista, una percepción, una idea
que puede ser comentada por varias personas, complementada y hasta rechazada.
¿Qué hace que las redes sociales sean espacios de democracia y participación?
¿Es posible que las redes sociales incidan en la conformación de grupos de
interés y afecte la vida social, política, económica del mundo real? Se puede
constatar con mucha facilidad cómo una persona en una red social puede generar
espacios de participación ciudadana; sin embargo, siente la necesidad de hacer
realidad lo que solo tiene su expresión en lo virtual. En otras palabras: el
agente virtual de interacción social al participar activamente en las redes
sociales en la conformación de diversos grupos o movimientos sociales, no solo
se limita a generar un impacto virtual sino que busca, sobre todo, afectar la
vida del mundo real. Así lo expresa Manuel Castells, sociólogo español, al
afirmar que “si bien estos movimientos suelen comenzar en las redes sociales de
Internet, se convierten en movimiento al ocupar el espacio urbano ya sea
mediante la ocupación permanente de las plazas públicas o por manifestaciones
continuadas” (Castells, Redes de indignación y esperanza, 212). Ocupar el
espacio real de participación ciudadana será el culmen de todo proceso político
virtual generado en las redes sociales.
El Papa Francisco en varias ocasiones se ha referido al
impacto que ha tenido el desarrollo exponencial de Internet en estos últimos
años. En el 2014 afirmó que Internet es un don de Dios y que por medio de él se
puede propiciar la cultura del encuentro. Además, reconoce que si bien, las
redes sociales son un modo de socialización humana en la actualidad, no hay que
perder de vista los encuentros reales con gente de “carne y hueso” que hacen
parte de nuestra vida diaria. El dispositivo puede facilitar el encuentro con
muchas personas, acortar distancias, permitir el intercambio de ideas, sin
embargo, no reemplaza el gozo de sentir al otro, de escuchar su voz, de poder
estrechar las manos o de dar un abrazo. Estas experiencias no pueden ser
reemplazadas por una red social, aunque se pueden propiciar, es decir, se puede
concertar un encuentro, se pueden poner de acuerdo varias personas en algo que
afecte la vida ordinaria de las personas que conforman la red.
El mundo virtual, en este sentido, se convierte en una
oportunidad para favorecer la verdadera democracia y participación de la
cultura del encuentro en donde el otro, ya no sea solo un perfil, sino una
persona real, que tiene sueños, metas que cumplir, decepciones y tristezas,
gozos y esperanzas. Las redes sociales, además, permiten expresar aquello que
permanece oculto en la persona y que por temor a expresarlo en el mundo real,
lo hace más fácil en Internet. Pero no hay que perder de vista que si bien
podemos expresar todo lo que nos ocurra en las redes sociales, no todo puede
ser compartido porque no faltan algunas personas inescrupulosas que traten de
usar dicha información en contra de su autor. En este caso, las redes sociales
en vez de favorecer el encuentro con el mundo, genera experiencia de rechazo,
ciberbullying y otras modalidades que afecta la vida de las personas.
El mundo virtual es potencialmente un espacio de
socialización humana en el que se puede vivir un auténtico encuentro y de esta
forma llevar a cabo procesos de transformación social en la que se vean
involucrados diversos agentes sociales que a través de Internet comparten sus
ideas para hacer de este mundo un lugar mejor. No dejes que el celular atrape
la mirada, no permitas que el mundo virtual te prive del encuentro real con el
otro, no hagas de las redes sociales un refugio afectivo sino un espacio de
interacción que busque siempre ser real en el mundo.
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*Salesiano de Don Bosco – COB, actualmente hace estudios de Teología.
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