El deseo de Familia


Por: P. Jorge Arley Escobar
Delegado para la Pastoral Juvenil



Nos acercamos con perspectiva salesiana al tema de la familia con la tarea de redescubrir su importancia en nuestros procesos pastorales. Es un tema salesiano, pues reconocemos la importancia de la familia en la vida, formación y desarrollo de nuestros destinatarios, reconocemos además la idea de Don Bosco de hacer de cada casa un hogar para los jóvenes y encontramos que en varios documentos del Magisterio Salesiano, se nos invita a mirar a la familia como integrante de nuestras Comunidades Educativo – pastorales.  Por ello quiero desarrollar esta breve reflexión, aludiendo a la familia como deseo de la Familia Salesiana, de la Iglesia, de los jóvenes y de Dios.

Podríamos afirmar que el deseo de familia es un deseo de Dios, pues basta mirar a la Sagrada Escritura para darse cuenta que “está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página… (cf. Gn 4), hasta la última” (cf. Ap 21,2.9)” (AL 8); en la Sagrada Escritura encontramos también que Dios elige una familia para nacer (Mt 1,16) y “crecer” (Lc 2, 52); y encontramos además que el mismo Jesús, nos enseña a llamar a Dios Padre (Mt 23,9) y que el centro de su predicación que es el amor nos permite la construcción de una fraternidad universal (1 Jn 3,10), donde todos somos hijos (Ef 5, 1).

Si es deseo de Dios, también tiene que serlo de la Iglesia, porque es Iglesia de Dios.  A este propósito, como si fuese una novedad hoy sin serlo, encontramos que el tema de la familia ha sido importante y ha estado en el centro de muchas reflexiones del nivel eclesial, basta ir al Vaticano II para encontrar dos aspectos de la familia que aún tienen un significado profético; la familia tiene una misión: ser enviada para crear y compartir su riqueza espiritual fortaleciendo la sociedad; en la familia el matrimonio tiene la finalidad de la unidad y la procreación (Gaudium et Spes).  Más tarde, la Familiaris Consortio le dio gran protagonismo a la familia y le puso como tareas la formación de una comunidad de personas, el servicio a la vida, la participación en el desarrollo de la sociedad y en la vida y misión de la Iglesia.

Dando continuidad a estas ideas, encontramos en la exhortación apostólica del papa Francisco “Amoris Laetitia”, que las familias «no son un problema, sino son principalmente una oportunidad»(AL  7) y nos pone en la tarea de renovar nuestra pastoral familiar, una pastoral que haga experimentar que el Evangelio de la familia responde a las expectativas más profundas de la persona humana: a su dignidad y a la realización plena en la reciprocidad, en la comunión y en la fecundidad; que identifique la necesidad de una evangelización y denuncie con franqueza los condicionamientos culturales, sociales, políticos y económicos; que entable un diálogo y una cooperación con las estructuras sociales, y que ayude a alentar y sostener a los laicos que se comprometen, como cristianos, en el ámbito cultural y sociopolítico; que se transfigure a la luz del anuncio del amor y de la ternura; que reconozca la reciprocidad necesaria entre familia e Iglesia; que sea gradual, creativa, que sea esperanza y profecía.

Si el deseo de familia en los jóvenes motiva a la Iglesia1, debe motivar también, y aún más, a la Familia Salesiana, porque es iglesia y porque su misión es “… trabajar de diferentes formas, por la salvación de la juventud” (C 5).  A los Salesianos, que hacemos parte de este vasto movimiento y a quienes se nos encarga en él la misión de “mantener la unidad de espíritu y estimular el diálogo y la colaboración fraterna para un enriquecimiento recíproco y una mayor fecundidad apostólica” (C 5), nos pedía el santo padre Benedicto XVI, con ocasión del CGXXVI que: “cuidar las familias no significa quitar fuerzas al trabajo con los jóvenes, sino más bien es hacerlo más duradero y más eficaz”.  Siendo así, es la familia nuestra tarea.

A este propósito, el Rector Mayor, don Ángel Fernández, nos propone para este año 2017 el tradicional aguinaldo que tiene como premisa: “Somos familia. ¡Cada hogar, escuela de Vida y de Amor! En él propone a la familia como realidad humana muy concreta donde se aprende el arte de la vida y del amor; primera  escuela para los niños, grupo de referencia para los jóvenes y el mejor asilo para los ancianos; signo - sacramento del Dios Trinitario que es comunión – amor; don para todos; escuela de vida porque ofrece valores y también esperanzas, vive situaciones de gozo y también de tristeza; historia de salvación.  Y, culmina el Rector Mayor poniendo a la Familia Salesiana la tarea de ayudar a construir y restaurar la familia.

La familia es, pues, deseo de la Familia Salesiana, de la Iglesia, de los jóvenes; es DESEO DE DIOS.

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