Por: Mauricio Antonio Ocampo Flórez*
El denominado Posconflicto, que se da tras la firma de los acuerdos de la Habana entre el Gobierno y las Farc, llama a toda la sociedad colombiana a una transformación de la cual los medios de comunicación no son ajenos.
Este país es de blancos y negros, los matices son algo extraños y han jugado su papel en las agendas noticiosas de los medios de comunicación. Durante los últimos años han surgido dos procesos de conversación con el grupo guerrillero más antiguo del continente. La anterior al Gobierno de Santos la adelantó Andrés Pastrana durante su gobierno entre 1998 y 2002. En ese entonces la mayoría de los medios de comunicación acudían a entrevistas clandestinas con los líderes de las Farc antes del proceso de paz adelantado en la región del Caguán.
Ya durante esos diálogos, en un proceso que resultó fallido, muchos medios de comunicación convivieron durante tres años y un mes entre los representantes del Gobierno, los líderes guerri lleros y las fuerzas armadas. Fue un diálogo abierto en el que los periodistas tuvieron acceso a las mesas y a la mayoría de conversaciones. Los colombianos tuvimos la oportunidad de conoceral Mono Jojoy, Raúl Reyes y al mismo Tirofijo con su toalla roja y su compañera sentimental algunos años más joven que él. Todos los temas, de alguna forma, llegaban a oídos de los comunicadores.
Investigaciones posteriores concluyeron que esta amplitud en la comunicación, el tener acceso a lo que decían los desafiantes discursos guerrilleros, a conocer todo lo que se discutía en las mesas, terminó afectando el proceso. En realidad, el que esto haya terminado mal, obviamente no fue culpa de los medios de comunicación, como lo relata la historia.
A partir de la culminación de estos acercamientos entre el Gobierno Pastrana y las Farc, las agendas informativas cambiaron por completo. El país, que poco conoce de grises, abogó por cerrar el capítulo de las negociaciones y fue a las urnas para elegir quien representaba la mano más dura de los líderes en la disputa a la presidencia. Las reglas cambiaron. Los jefes alzados en armas y la "guerrillerada" se volvieron a camuflar en las montañas y no volvieron a aparecer en los medios de comunicación. De hecho, el nuevo Presidente, Álvaro Uribe, condenaba que cualquier medio los entrevistara o fuera a las zonas donde ellos se encontraban.
De ahí en adelante, por lo general, las imágenes, las fotos, los relatos y las noticias provenían de las fuentes oficiales: Fuerzas Armadas, Gobierno. Los periodistas de las regiones vieron limitados sus movimientos hacia las zonas rurales y cuando se trataba de orden público se dirigían a los batallones o divisiones del Ejército, en algunas ocasiones a la Policía. Lo demás provenía de Presidencia.
Fueron varios años de golpes muy fuertes a las Farc. Murieron Raúl Reyes abatido en Ecuador lo que ocasionó un gran problema diplomático para Colombia; el Mono Jojoy uno de sus hombres más aguerridos quien desafió al país durante el proceso del Caguán con su fusil en mano; Alfonso Cano, quien había sucedido a Tirifijo como comandante del grupo armado ilegal y la captura de Simón Trinidad, entre otros.
El acceso de la gran mayoría de los medios a las zonas de combate fue nula. Estudios de comunicación incluso van más allá en la nueva forma de cubrir el conflicto interno, y fue bastante evidente, los diferentes medios de comunicación dejaron de visibilizar a las víctimas. La información provenía de Gobierno.
Viene un nuevo presidente, Juan Manuel Santos, y con él un nuevo proceso de paz. El fantasma de las experiencias anteriores hizo que se tomaran nuevas decisiones sobre el papel de los periodistas en estos nuevos diálogos a desarrollarse en Cuba. Como el país se
mueve entre blanco y negro, la decisión fue limitar el acceso de los medios.
Los colombianos conocieron muy poco de lo que se dialogó durante cuatro años. Surgió la frase “Nada está acordado hasta que todo esté acordado” y por tanto no se supo de matices. Algunas ruedas de prensa y muy pocos comunicados llegaron a los periodistas para ser difundidos.
Esta vez los medios fueron llevados al extremo. El país supo muy poco de lo acordado hasta que se dieron a conocer las 297 hojas del acuerdo definitivo de paz con las Farc.
Los retos de los medios de comunicación son bastantes, sobre todo cuando siguen perteneciendo a los mismos dueños y con las mismas ideologías. Conocemos muy poco de los matices, sin embargo, un nuevo lenguaje se empieza a percibir. Uno de los primeros anuncios del Presidente Santos, fue la necesidad de cambiar el lenguaje. Las palabras: "dado de baja", "secuestrado", “narcoguerrillero”, etc., no ayudan a la reconciliación. Así se debe entender y por esta razón algunas ONGs y el mismo Gobierno inició la búsqueda de pedagogías que ayuden a entender a los medios y al país, que los matices sí existen.
Viene un nuevo presidente, Juan Manuel Santos, y con él un nuevo proceso de paz. El fantasma de las experiencias anteriores hizo que se tomaran nuevas decisiones sobre el papel de los periodistas en estos nuevos diálogos a desarrollarse en Cuba. Como el país se
mueve entre blanco y negro, la decisión fue limitar el acceso de los medios.
Los colombianos conocieron muy poco de lo que se dialogó durante cuatro años. Surgió la frase “Nada está acordado hasta que todo esté acordado” y por tanto no se supo de matices. Algunas ruedas de prensa y muy pocos comunicados llegaron a los periodistas para ser difundidos.
Esta vez los medios fueron llevados al extremo. El país supo muy poco de lo acordado hasta que se dieron a conocer las 297 hojas del acuerdo definitivo de paz con las Farc.
Los retos de los medios de comunicación son bastantes, sobre todo cuando siguen perteneciendo a los mismos dueños y con las mismas ideologías. Conocemos muy poco de los matices, sin embargo, un nuevo lenguaje se empieza a percibir. Uno de los primeros anuncios del Presidente Santos, fue la necesidad de cambiar el lenguaje. Las palabras: "dado de baja", "secuestrado", “narcoguerrillero”, etc., no ayudan a la reconciliación. Así se debe entender y por esta razón algunas ONGs y el mismo Gobierno inició la búsqueda de pedagogías que ayuden a entender a los medios y al país, que los matices sí existen.
* Jefe de la Oficina de Información y Prensa de la Pontificia Universidad Javeriana. Fue periodista del diario La Patria de Manizales, Corresponsal de RCN TV y de Colprensa en los llanos orientales. Comunicador Social y Periodista de la Universidad de Manizales. Magister en Periodismo Universidad de San Andrés, Argentina.
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