El Papa Francisco y la PAZ



El mensaje del Papa Francisco en esta ocasión es claro: adoptar la no violencia como estilo de vida, comenzando en el seno de las familias, para replicarlo en la sociedad, siendo además misericordiosos, caritativos, actuando bien desde las acciones más pequeñas, a ejemplo de santa Teresa de Lisieux, quien “nos invita a la práctica del pequeño camino del
amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad”.

Además de hacer referencia en su mensaje a lo que otros Papas, políticos y religiosos han manifestado respecto al tema de la paz, el Papa expresa sus buenos deseos de que la paz sea una actitud individual y por supuesto colectiva del día a día, para “que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas”. 

Por otro lado, da una mirada a la no violencia desde la religión, haciendo énfasis en que ésta “no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino que es propio de muchas tradiciones religiosas, aclarando que para los cristianos, como también lo expresaba Benedicto XVI, ”la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder”.

Resalta de igual manera, las bienaventuranzas, que no sólo son una invitación para los cristianos, sino también “un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo”, aplicándolas en el “desempeño de sus propias responsabilidades”, construyendo “la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio”.

Finalmente invita a que en el 2017, nos comprometamos “con nuestra oración y acción, a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz».”


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